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viernes, 29 de marzo de 2013

PIENSO LUEGO SUFRO


    Conforme uno va adquiriendo experiencia se va dando cuenta de cómo está formado el mundo que le rodea. De los pensamientos ajenos de su alrededor; sus diferencias y similitudes, de cómo los científicos en su conjunto y unidos por un mismo objetivo –descubrir para mejorar– estudian el funcionamiento del mundo y elaboran nuevas fórmulas para hacer nuestra vida más dichosa. Se puede decir que es ahora, en los tiempos que corren cuando más se conoce el funcionamiento del mundo y de nosotros mismos a nivel cognitivo, nunca antes se había conseguido este perfeccionamiento tan sublime. Pero lo malo es que no sólo se han ido recopilando los pensamientos registrados en papel de muchos insignes personajes de la historia, ampliando y mejorando el registro de ideas y estudios desde el descubrimiento de la escritura hasta nuestros días, sino que después de estar dotados de esta Arca de la Alianza hemos visto en la actualidad que todo este material científico y filosófico de vida útil no da los resultados deseados, porque al final lo que ha terminado dominando el mundo no es la filosofía, sino la economía.

    Hemos puesto al control de los mandos de este trasatlántico a un capitán codicioso y ocioso, que mientras los demás se desloman él no sólo vive con el trabajo de los explotados sino que cuando ve que puede rapiña a su tripulación todavía más, sin escrúpulos, lleva a cabo su empresa. El pensar que esto no lo va a arreglar nadie es pesimismo. El buscar soluciones, aunque sean estúpidas (animar a la gente a manifestarse, pedir derechos e igualdad) hasta que uno vea que no hacen efecto debido a que hay instaurada en la opinión publica una idea colectiva que mezcla la resignación con la supervivencia, que va pegando palos de ciego de allí para allá hasta la extenuación, es esperanza, ilusión por vivir, da igual con cuanto pero vivir. Mas no se puede vivir si no controlamos nada en nuestras vidas, nada. Cuando unas criaturas como nosotros tan complejas y dispares son empujadas indefinidamente al borde del acantilado, acaban por rendirse y morir, literalmente. Hemos perdido por completo el control de nuestras vidas y sin éste no hay libertad. Ya no puedes tener lo que deseas, muchas veces incluso lo que necesitas. Si pierdes el control, pierdes las metas que te empujan a luchar. Muchos jóvenes están desorientados, no saben por dónde empezar a buscar salida en esta complicada vida, no pueden viajar para encontrar algo mejor, no pueden trabajar no sólo en su ciudad sino en su país, no pueden emanciparse con su pareja para crear un hogar... Han perdido el control de sus vidas, van a la deriva sobre un océano revuelto y tempestivo.


    Si me quedo con algo de esta vida que me ha tocado experimentar es, con la satisfacción de haber conocido la filosofía, amar la sabiduría, disfrutar de la familia y amigos. El saber de que están hechas las cosas, el darle un sentido a esta vida tan increíble y no dejarme manipular por un organismo tan imperfecto como el humano que debido a sus limitaciones deja pasar por alto muchas cosas extraordinarias. Alguna vez, hace más de dos mil años, un célebre antiguo dijo: "La autentica felicidad está en el silencio, en saber escuchar, en las pequeñas cosas, en la contemplación".


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