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martes, 7 de enero de 2014

El alma o el pensamiento racional‏


     
     La vida es un dilema el cual no queremos ni deberíamos conocer, porque no tiene respuestas sólo infinidad de preguntas. Cuando hablo de la vida no quiero decir el mundo que nos rodea, sino las criaturas humanas que habitan este mundo y que desde el principio de los tiempos han intentado dar una explicación a su yo y al entorno que les rodea. Al hecho de existir. Todo ser humano alguna vez en la vida tiene una crisis existencial e intenta saber; por qué le pasa esto y lo otro, para qué está aquí en este mundo, si es cierto lo que afirma su religión sobre la existencia de otra vida, si las normas establecidas por su sociedad son iguales para todo el mundo o por qué no, si hay vida después de la muerte o sólo oscuridad, si el futuro cercano será o no difícil de llevar para los que estemos aquí... Nos complicamos mucho la existencia, pero, ¿no es normal al fin y al cabo para casi todo el mundo tener miedo a perder lo único que conocemos, nuestra vida? Cuando lo pensamos fríamente todos nos sentimos divididos y confusos, nadie está preparado para morir.
     Yo tengo muchos miedos, la falta de apego materno y mi extrema curiosidad me han hecho crear un exoesqueleto resistente para muchas cosas pero frágil para demasiadas. Una de ellas se basa en la falta de confianza hacia este mundo y los seres humanos impredecibles que lo habitan. Se puede confiar más en un perro que en una persona, las personas manipulan la realidad y se dejan llevar por los sentimientos y eso es muy peligroso, más los estímulos que recibimos de nuestro alrededor refuerzan ese temor.
     ¿Estamos creando una sociedad inhabitable, una en donde es cada vez más difícil luchar y encontrar tu hueco? Muchos de nosotros sentimos que como un atrezo las armas que poseemos para luchar día a día son de mentira. Queremos crear pilares que sustenten un nuevo piso pero sentimos que no somos dueños del material que tenemos para construirlo. Intentamos caminar por un suelo fuerte, sólido, inquebrantable, mas realmente es de cristal por eso no miramos hacia abajo para no desmayarnos y al desplomarnos romperlo y precipitarnos al vacío, seguimos como corderos asustados el camino que lleva marcado el que está delante nuestro. En pocas palabras, cada vez nos sentimos más solos en este mundo lleno de gente que a su vez se siente sola pero que no sabe como pedir compañía a los que le rodean, incomprendidos y desprotegidos. Buscamos las diferencias que nos separan pero no las similitudes que nos unen.
     Cuando caemos enfermos, indefensos o perdemos el control de nuestras vidas pensamos que esta vida es un continuo tormento y que sólo estamos aquí para sufrir. Muchos miran hacia atrás en su memoria y no recuerdan nada más que los malos momentos sin darse cuenta que también habían buenos, pero para mucha gente no compensan. Entonces algunos tienen suerte y cuando todo a su alrededor esta oscuro, alzan la cabeza y buscan esa deidad que les vuelva a iluminar el camino y les dé fuerzas para seguir luchando... Los que no creemos en seres mitológicos o deidades vamos en busca de la paz que nos proporciona la vida sana, la naturaleza (pero allí sólo ves manipulación humana, degradación del entorno, erosión y piensas), ¿Por qué nuestra razón no nos deja creer en Dios?
     Al fin y al cabo todos le tenemos miedo a la muerte y más los que creen que el paraíso es este mundo y después de él lo único que hay es oscuridad infinita. Pero tampoco queremos vivir eternamente porque al final perderíamos la ilusión por las cosas que nos rodean. La ignorancia nos hacía felices en el pasado, la ciencia nos guía hacia el dolor y el sufrimiento psíquico. La curiosidad mató al gato, lo deseado y al final obtenido pierde su valor en un mundo materialista. ¿Por qué es tan difícil ser y vivir de una forma simple, sencilla, auténtica pero sin que te consideren tonto al intentarlo?

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