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lunes, 18 de febrero de 2013

La independencia dependiente‏


    ¿Qué es una familia? Un conjunto de parientes unidos por los mismos vínculos sanguíneos y afectivos, con objetivos empáticos y altruistas y a la vez egoístas y posesivos.

   ¿Estamos todos solos? Con los años las familias de los países occidentales van perdiendo esos vínculos que las unen como tal. Son una multitud el número de razones que nos arrastran a crear cada vez más una sociedad sin valores, ¿por qué? Entre otras muchas razones la más grave es el deterioro o pérdida de las auténticas familias. Se pueden buscar culpables en las nuevas tecnologías, la falta de implicación en los padres o la supuesta necesidad de independencia que sufre nuestra sociedad. Pero es ilógico como tal que muchas familias detesten el encontrarse solos cuando los miembros han elegido ellos mismos ese camino. El objetivo de los padres de ahora es despachar a los abuelos (residencias, cuidadores en su domicilio), a los hijos y, muchos incluso a su cónyuge. Parece que queramos estar solos a toda costa. La familia actual es una familia desestructurada: dicen a sus hijos (si llegan a tener alguno) que se emancipen, pero cuando estos lo hacen les piden que vayan a verlos más a menudo, que se sienten solos, que se aburren... y les ruegan a los hijos que no hagan lo mismo con ellos como hicieron tiempo atrás ellos con sus padres (encerrar en residencias a los decrépitos abuelos: que solos, enfermos y débiles, buscan consuelo en sus iguales para mantenerse felices).


    Tal vez este sea un problema actual que estemos pasando por alto, la falta de tiempo para cuidar como es debido a nuestros hijos, los hacemos menos cariñosos, cercanos, más agresivos, materialistas, superficiales y muchos de ellos terminan sufriendo trastornos de conducta. Padres que trabajan muchas horas y no les dedican tiempo a sus hijos, abuelos que por su lejanía o por otras razones no pueden dedicar el tiempo debido a los nietos o simplemente quieren estar "tranquilos", que no les molesten. Esto y mucho más ha creado la "auténtica familia desestructurada occidental".



    Antaño, nuestros abuelos vivían en la misma casa que sus hijos y nietos, era una manera práctica de ahorrar gastos en la que todos se apoyaban, unos a otros. El padre de familia iba a desempeñar su trabajo mientras los abuelos y madre desempeñaban las labores de cuidar de los niños pequeños y la casa. Se solía tener más hijos por familia que en la actualidad y los hermanos mayores enseñaban a los pequeños los valores cuando los padres se ausentaban. Había una jerarquía conducida por la matriarca en casa y el patriarca en el trabajo, donde los inválidos abuelos y niños eran acunados y cuidados con un cariño incondicional. Las familias estaban unidas y el sentido de tener hijos había adquirido un matiz más auténtico y razonable.



   ¿Si se pierde el cariño hogareño formado por padres, tíos, abuelos y hermanos, qué nos queda? Ese es el problema, que la sociedad actual no sabe ser feliz. Un caserón de los de antes albergaba a varias familias, padres con su entrega absoluta, hijos con sus actividades lúdicas y la alegría de su inocencia, abuelos con sus historias de un pasado diferente e incluso algún que otro tío o tía, primos, rondaban las habitaciones a todas horas aportando aquel calor hogareño que se ha ido perdiendo poco a poco hasta quedar en casi un recuerdo del pasado.


    El progreso nos da más vida, mejor calidad de ésta, pero a costa del mayor bien que toda criatura puede desear, nuestra felicidad. Sólo pensamos en vivir mejor, tener más independencia y dinero, pretendemos ser felices alejándonos de lo más importante nuestras raíces. Buscamos un sentido a las cosas cuando desde siempre éste ha estado ahí. La familia es la que nos sustenta, somos seres sociables y dependemos de los demás para ser felices. Llevamos viviendo en la tierra millones de años y en menos de 100 hemos olvidado que si no nos unimos las familias no llegaremos lejos y tarde o temprano sólo las que lo hagan perdurarán en el tiempo. Al fin y al cabo la familia es aquella que se acuerda de ti y no sólo en los buenos momentos. Un beso muy grande a mi familia.





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