Hoy quiero hablar del poder que tiene el control
de la opinión pública sobre todas las sociedades del mundo. Dominar la mente de
las masas es algo que se lleva haciendo desde que existe el lenguaje: miedo,
respeto, admiración. Son algunos de los métodos que han utilizado aquellos que
controlan a la mayoría de personas haciéndoles ver desde su trono el camino de
un hipotético dorado, ya que son los "privilegiados" los que saben la
verdad y prefieren desviar la atención hacia otro lado durante el tiempo que puedan.
"La realidad del mundo no es otra que la
experimentada por un individuo en cada instante de su vida". Los libros
pueden mentir, las imágenes ser engañosas. Da igual de dónde seas, tu entorno
te posee como ente y hace que
pienses de una manera determinada, de lo contrario, la consecuencia que pagas
por no seguir la misma idea popular es la exclusión social. El miedo a tal
infortunio hace que intentes adaptarte al entorno y dejar que otros dicten tus
pensamientos y al final terminas por incluso olvidar tu lucha inicial. Es
difícil ser feliz sin que te respeten, por eso perdemos nuestra identidad
(alma) a cambio de formar parte del grupo mayoritario que nos rodea. Hoy en día
el control de los medios es algo sabido por todos mas todavía la mayor parte de
las personas siguen dejándose embaucar por sus venenosas palabras. El problema
que tenemos todos los individuos es la mala información y el abuso de ésta por
una minoría, es la confusión popular. No saber cuál es la verdadera respuesta o
ser empujado a otras superfluas lleva a la frustración, al miedo y a la
indefensión aprendida. Incluso llegamos a disculpar aquellos hechos que sabemos
que están mal para el pueblo, de esa forma podemos seguir viviendo sin el
tormento de la culpabilidad y luchar así contra el "orden
establecido". Sabemos que aquellos que dicen representarnos no hacen otra cosa que manipularnos vilmente.
El problema que veo en la ciudadanía es algo
realmente preocupante. Da igual las mentiras, no importa si algo está mal o
hace daño a muchos, si el grupo en su conjunto no actúa nos preguntamos. ¿Por
qué iba yo a hacerlo? Entonces, seguimos conviviendo con la mentira un año más,
haciéndola verdadera y perdiendo el mañana de la mayoría por culpa de nuestro
miedo. Muchos, hasta el que lo ha perdido todo sigue sin poder comer pero con
esperanza, mientras que otros derrochan el futuro del pueblo de una manera
irresponsable; casinos, sexo, drogas, corrupción fiscal, barcos, mansiones,
alcohol... Así lo hacemos generación tras generación, dejando los deberes a los
que quedan por llegar y creando cada vez una montaña mayor de tareas, todo
gracias a nuestro miedo de afrontar la realidad y empezar a actuar como un grupo con un mismo y único fin.
Igual que hacemos cuando un programa no nos
gusta y cambiamos de canal, cuando la información que nos llega no es de
nuestro agrado la evitamos y buscamos temas comodín que nos evadan. Si el
asunto es ajeno a nuestra realidad lo pasamos por alto y lo ponemos en el
montón de deberes. Lo mismo que nos ocurre con una deuda económica pero a
escala general. La pobreza es un claro ejemplo, existe desde siempre, pero en
vez de erradicarla cada siglo que pasa el número de pobres en el planeta crece
exponencialmente.
Hoy, el control de la comunicación está dominado
por un grupo muy pequeño de personas. Cada vez son mayores las mentiras que los
diferentes medios de desinformación nos cuentan. La cantidad de personas que
los leen o ven a diario es muy grande y son ellos, sin darse cuenta, los que
difunden la falacia de un futuro mejor por su círculo cercano, contagiando así
con optimismo a muchos que evitan creer en las mentiras y buscan nuevas formas
de orden nacional, internacional. Son miles los mensajes que circulan por el
último medio de información que ha aparecido y sin el conocimiento que
transmiten los diferentes canales de masas de la difusión de ideas nuevas no se
pueden hacer escuchar por el conjunto de la gente.
La solución hoy no está en actuar. El miedo a un
conflicto interno nos empuja a buscar nuevas formas de sobrevivir en nuestro
entorno cercano, a emigrar a otros lugares más lejanos pero con sus medios
controlados de una manera más o menos igual. El mundo entero como he dicho al
principio está dominado por la desinformación y una persona inteligente es
aquella que no se deja llevar e intenta debatir aquello que ve injusto e
imponer todo lo que beneficie a la mayoría. La solución al presente está en
vivir con una mentalidad adaptativa, intentando conseguir lo justo, aquello que
cubra con nuestras
necesidades vitales para poder seguir hacia adelante sin derrochar los pocos
recursos que nos quedan favoreciendo a una casta minúscula que lo único que
quieren es seguir viviendo parasitando a la mayoría. Esto sería la solución a
nivel individual. A nivel colectivo, es imposible luchar debido a la presión
que ejercen los que controlan las sociedades y su capital. Personalmente pienso
que lo más sensato es dejar que el tiempo pase, aunque parezca una
contradicción con lo que digo normalmente, es imposible cambiar la corriente de
un río por más que desviemos su cauce.
En el mundo, muchos acontecimientos tienen que
pasar para crear sabiduría, la sabiduría popular tanto como la personal se
adquieren con la experiencia. Por desgracia tenemos como especie el defecto de
llevar las cosas a su límite y este momento histórico en el que vivimos no va a
ser diferente a los demás. Tendremos que colisionar de frente contra la verdad
para dejar de lado la mentira y empezar un nuevo y equitativo sistema u orden
mundial.
"La vida no la escriben las personas, son
las situaciones las que le guían. Es el destino el que te cruza con una
situación y son los recuerdos los que te dictan los pasos a seguir para
afrontarla. Nunca se podrá luchar contra el ser invisible del mañana mientras
hayan intereses por medio que nos cieguen hoy, aunque sepamos por los recuerdos
de un ayer el resultado del combate, sólo la experiencia nos enseña la
verdad".
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