Intento entender el mundo en el que vivo,
cosa que ni los propios eruditos entienden realmente. Siempre intentamos dar un
sentido a esta vida, pero cada vez se desvanece un poco más el verdadero
objetivo de estar aquí; formar una familia, encontrar un buen empleo, una
estabilidad social... Nos resignamos cuando ocurren cosas a nuestro alrededor
que no "entendemos" y a las que intentamos dar un sentido para poder
seguir creyendo en un mañana cada vez más opaco. Pero todos estamos obligados a
seguir hacia adelante queramos o no. Cuando algo no nos gusta lo rechazamos y
al final terminamos detestándolo, observar las diferencias que cada vez nos
separan más y con alevosía de algunos individuos de nuestra misma especie, nos
provoca estrés, rabia y como resultado odiamos todo en general, achacando que
lo malo es normal y no se puede cambiar porque es el destino de nuestra
existencia. Incluso podemos llegar hacer daño a los que más queremos en esta
vida sin darnos cuenta y a nosotros mismos porque el odio lo sufre más el que
lo procesa que a quien va dirigido.
Hace un tiempo quise eliminar mi dolor al
estilo socrático, estaba acongojado, emulé al único personaje histórico que
admiro. Tal vez lo he idolatrado sin apenas conocer nada de él, todo lo que hay
escrito sobre su persona procede de fuentes externas, eso me ha dado la
posibilidad de creer a mi manera cómo era realmente su vida. Quería aplacar el
dolor y la impotencia que sentía en ese momento. Me sentía vacío, convencido de
que esa era la única salida a mi dolor. El problema está en el odio que sufro
hacia mi persona y hacia el mundo que hemos creado, no odio ser menos de lo que
soy, sino de ser lo que soy en conjunto. De formar parte de una sociedad
manchada de sangre y alimentada con el sudor y sufrimiento de nuestros
semejantes más un intelecto limitado que no me deja avanzar. Intenté buscar el
camino más difícil que hay para una criatura que supuestamente está estable
psíquicamente y más para un no creyente al que todavía se le hace más duro el
desaparecer al no creer en otra vida maravillosa esperándole después de ésta.
Pero el destino, una mala preparación o tal vez el miedo, me hicieron errar en
mi propósito. Después de aquello renací diferente, tal vez más fuerte o tal vez
más asustado, débil y desorientado si cabe. Todo según como se mire. Me intenté
mentalizar de que con poco que haga, aunque sea escribir estos textos, ayudaría
a personas a preguntarse lo mismo que yo, qué pueden hacer por este mundo que
les ha acogido libres a pesar de la esclavitud real en la que viven. Después de
aquel día he seguido escribiendo pero todavía intento entender más allá de lo
que entiendo en este momento.
Ahora tengo miedo
de pasar por lo mismo que pasé aquel día (desesperación autodestructiva) y me
agarro a otra fuerza reciente y que nos da esperanza como es la tecnología.
Sueño en que algún día dejaré de ser un ser humano más con sus limitaciones y
fallos para pasar a ser una máquina mecánica capaz de ayudar a todo el que se
lo merezca, que pueda crear buenos juicios y que reparta justicia con equidad.
Confió en que la ciencia nos dará la oportunidad de vivir para siempre y de que
dejaremos por fin de seducirnos con la idea divina y resignada de la
resurrección para dejar paso a una vida más racional, organizada. Pasar de
necesitar cosas banales, superficiales para vivir, a más
"espirituales", razonamientos que nos centren como dioses a mejorar y
compartir lo que nos rodea y no a destruir lo poco que queda, donde sólo se
guerree contra el mal del mundo. Entonces, por fin podremos decir que hemos
evolucionado y podremos dar el verdadero paso al infinito universo como jueces
que organicen la vida externa de otros mundos, con cuerpos despojados de lo
limitado de la biología. Pero el problema que me surge hasta que ese hipotético
día llegue es la incapacidad de agarrarme a este mundo de una manera optimista,
alegre. Me dejo, sin poder remediarlo, llevar por el odio a todo lo establecido
hasta ahora, inquietándome la idea de que tal vez lo antes expuesto no pase y
termine desapareciendo (como lo acaba de hacer mi padre) de este mundo. Siento
odio al sentir impotencia, al ver que no puedo hacer nada útil para ayudar en
el sistema a pesar de ver que las cosas se hacen mal, mas no tengo las
capacidades psíquicas suficientes para combatir, soy un fallo mal adaptado a
este entorno. Sentirme un verdugo más de los que hay, una criatura incapaz de
poder solucionar nada, me duele, tengo la sensación de que voy arrastrado por
la corriente sin saber cuándo podré aferrarme a algo que me saque de mi dolor y
me dé esperanzas para levantarme y creer.
Tenemos tanta
información a nuestro alrededor, podemos saber algo sin la necesidad de
almacenarlo en nuestro inconsciente. En estos tiempos ya no es tan necesario
aprender sin parar cosas nuevas, sino saber buscar la buena información y a
adquirir la habilidad de clasificar ideas para mejorarlas, ¡todo se transforma
tan rápido! Cuando paso por algunos lugares en los que había estado de niño y
que todavía el ser humano no ha transformado, veo que todo sigue igual, apenas
nada ha cambiado, pero este mundo "civilizado" no tiene que ver nada
con el de hace 20 años.
Algún día se cumplirá mi sueño y tal vez
pueda tener a mi disposición un sinfín de conocimientos que me hagan crecer
como ser racional, comunicarme con otras personas desde dentro de mí… todo
aquello que la tecnología nos está proporcionando en la actualidad aumentado
exponencialmente. Puede ser que tenga la mala suerte de no existir cuando eso
se pueda llevar a cabo. Pero el odio no me dará más años de vida sino todo lo
contrario.
"Sólo soñar
nos mantiene con los pies en la tierra" Soñemos sin miedo.
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