Translate

viernes, 28 de septiembre de 2012

Epístola a la conciencia.‏


 Querida conciencia, parece una locura el escribirte, tal vez lo sea, tan sólo te escucho en mi mente, mas me gustaría decirte muchas cosas...

Nunca nos acordamos de ti, de esa parte de nosotros que nos acompaña a todos lados, que nos regaña cuando hacemos algo mal, en ocasiones hasta nos torturas por no hacerte el debido caso. Pero gracias a ti mantenemos la dignidad. Es contigo con la única que debatimos todos los aspectos del día a día sin miedo a ser juzgados.

 
Llevamos conviviendo juntos toda una vida, pero no me canso de sentirte. Hemos crecido a la vez y experimentado todo tipo de vivencias. Sé que tal vez en ocasiones no he sido tan buena persona como debiera y he faltado a tus sabios consejos, pero al final aprendí de mis errores y cómo no, gracias a ti.
 
¿Cuántas veces nos has dicho que eso que hacíamos o pensábamos no estaba del todo bien?, —si lo haces así va a salir mal o, eso no lo digas que la lías... —y cuando no te escucho casi siempre meto la pata. Son muchos, tantos sabios y buenos consejos, que sería imposible recordarlos todos.
 
No sé por qué estás ahí, o, si te encuentras alojada en el resto de gente. Tal vez no estés en algunos, "muchos parecen haberte perdido"; actúan sin control, alocadamente, haciendo daño al resto de personas.
 
He escuchado rumores que afirman que eres el alma, otros dicen que te desarrollas al final de la infancia o que es Dios guiándonos por el buen camino, se puede escuchar de todo. No sé lo que eres, pero sé lo feliz que me haces sentir. Cuando te escucho y hago lo que me dictas, al final las cosas salen bien. Por eso deseo que no me abandones nunca, que me sigas guiando por el buen camino. Porque no siempre te siento, pero cuando lo hago sé que todo se solucionará.
 
Creo que nos olvidamos de que todos somos seres humanos, y, que es sólo ella la que nos diferencia del resto de animales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario